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La Inconografía de la Inmaculada Concepción.




En tan solo unos días celebraremos la festividad de la Inmaculada Concepción y con tal motivo, El Arte de Sevilla se detiene en esta ocasión en realizar un estudio sobre la iconografía de esta advocacion, una de las de mayor devoción en nuestra ciudad.

Pero antes de centrarnos en el aspecto puramente artístico debemos remontarnos en la historia para conocer el origen de esta devoción tanto en España como en Sevilla, su principal defensora:

En relación con el origen de la creencia en el Misterio de la Inmaculada, podemos decir que hay constancia de esta desde las primeras raíces del Cristianismo. Pero este misterio no se recoge en las sagradas escrituras, en las que se dice que Maria es Virgen y Madre. Esto chocará con la teoría del Pecado Original de San Agustín que habla de que Adán y Eva incurrieron en el primer pecado por lo que al ser la Humanidad descendientes de éstos, dicho pecado se transmitiría con ellos. El problema se plantea en este Misterio ya que si Maria es humana, se deduce que el Pecado Original también le afectaría como descendiente de Adán y Eva.

A partir de este planteamiento se van a dar numerosas discusiones teologales a lo largo del Cristianismo, entre partidarios de esta teoría y los defensores de María Inmaculada.

Pero existía gran devoción popular sobre este Misterio, incluso ya en el siglo V en Oriente cada 8 de diciembre se celebraba la festividad de “Conceptio S. Anna, parentis genitris Dei”, el día en el que Santa Ana concibió a la Santísima Virgen, como así se recoge en el Typicón de Sabas.



 
En España según algunos historiadores los primeros cultos en Honor a Maria Inmaculada van a ser en la época del Reinado Visigodo de Toledo que tiene lugar del 507 al 711, los Visigodos buscaban la unidad religiosa ya que ellos eran Arrianos (no creían en el Misterio de la Santísima Trinidad) y en la Península tenían que convivir con Germanos y Romanos que a su vez eran Católicos, tras varios pasos la unificación la logra el Rey Visigodo Recaredo al convertirse él y a su pueblo al Catolicismo. En el 656 tiene lugar el Concilio de Toledo en el que inspirándose en San Leandro le encargan a su hermano San Isidoro de Sevilla la unificación de la Liturgia. San Isidoro creará el rito Isidoriano que va a actualizar la Liturgia primitiva incorporando nuevas oraciones, himnos, etc.

Pues bien, en estos nuevos misales se van a recoger la fecha del 18 de diciembre como el día de “Conceptio Virginis Marie” (La Concepción de la Virgen María) pero hay confusión entre varios historiadores ya que parece que dicha fiesta no aludía a la Pureza de la Virgen sino a la Concepción de Jesús en María.

Otra teoría es que la celebración de la Inmaculada parece que llega a la Península a través de Francia en el siglo XII. Ya en el siglo XIII se recoge en un misal de la Catedral de Sevilla la fecha del 8 de diciembre como Festividad de la Concepción.
La devoción se afianzará de manera extraordinaria a raíz de una leyenda, la de Helsin, Abad de Ramsay: A mediados del siglo XI fue enviado por el Rey Guillermo El Conquistador a colaborar con el Rey de Dinamarca, en el viaje les sorprende una tempestad y este invocó a la Virgen. Un ángel le dijo que si celebraba cada 8 de diciembre la fiesta de la Inmaculada Concepción se salvaría. A partir de aquí la devoción de la época tomará un auge enorme.

A todos, si nos hablan acerca de una imagen de la Inmaculada Concepción se nos vendría a la memoria una obra pictórica o escultórica de una Virgen niña, de manos entrelazadas y una enorme dulzura, pero este modelo de representación no fue siempre así.


El origen de las representaciones artísticas del tema de la Inmaculada Concepción se remonta a la Edad Media, en la que los artistas van a recurrir a una serie de alegorías para mostrar el mensaje de Pureza de María. De forma resumida vamos a ver algunas de estas representaciones:

El árbol de Jessé:



(Isaias XL, 1-2: Una rama saldrá del tronco de Jessé, una flor surgirá de sus raíces, sobre él reposará el Espíritu de Yahvé…).

Se trata de una versión del árbol genealógico de Cristo que nace frecuentemente el pecho o el oído de Jessé, padre del Rey David, a lo largo de estas ramas aparecerán personajes importantes del Antiguo Testamento y culminará en la Virgen junto a Cristo. La identificación de este tema con la Inmaculada procede la interpretación de la Biblia de San Jerónimo que va a identificar la rama del tronco con María y a Cristo con la flor que nace de esta bendita rama.

La Virgen de los Lirios:

Es otra variante del tema de la Inmaculada, representa a Santa Ana y a San Joaquín en el Abrazo Místico. Del pecho de ambos nace un lirio, Símbolo de Pureza y de la unión de estos surge la Virgen.

El Unicornio:

La representación del unicornio durante la Edad Media tendrá carácter también religioso, será símbolo del poderoso, que solo se rendirá ante la Pureza, que reside en la Virgen María.

Estos son solo algunos de los recursos que los artistas van a utilizar durante la edad media para representar la Pureza de María, podríamos citar otros muchos como la Parentela de Jesús o la Historia de Augusto y la Sibila.

Una de las representaciones más importantes es la de la Virgen Tota Pulchra:
Se trata de un tema doble en el que aparece la Coronación de la Virgen así como la Virgen constelada de las dieciocho letanías. Esta representación es resultado de dos visiones, la primera la de la monja Beatriz de Silva en 1511, a la que se le aparece la Virgen con túnica blanca y manto celeste y la visión de Sor Isabel de Villena, en la cual la Virgen aparece rodeada por sus dieciocho letanías.

La denominación de Tota Pulchra viene dada a raíz de la aparición de la Virgen al Padre Martín Alberro en la vigilia de la Inmaculada de 1554, será una fusión de las dos apariciones anteriores ya que aparecerá la Virgen vestida de blanco y azul, pero a al vez constelada por las letanías. El Padre Alberro encargará a Juan de Juanes la representación pictórica de esta visión, por lo que a partir de 1554 se unifica ya el tema de la Inmaculada, aunque la representación más usual del tema será la Apocalíptica que seguirá el modelo de representación marcado por Francisco Pacheco en su obra El Arte de la Pintura de 1649

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