La institución de esta
gran fiesta religiosa tiene lugar a finales del Medievo pero irá
tomando una mayor importancia tanto en el renacimiento como en el
Barroco.
El origen de esta
festividad se encuentra en el año 1230 cuando la Beata Juliana de
Montecarleon, priora del Monasterio de San Martín de Lieja tiene una
visión en la que Dios le manifestaba el deseo de que se celebrara
una festividad en honor del Santísimo Sacramento. Esta visión fue
muy estudiada por el Arcediano Jacobo Pantaleón de Trevis, que más
tarde en 1261 sería nombrado Papa bajo el nombre de Urbano IV y es
éste quién definitivamente instituye la Festividad del Corpus
Christi.
En 1316, el Papa Juan
XXII organiza con motivo de esta celebración la procesión publica y
la llamada Octava del Corpus.
En España las primeras
noticias que tenemos de esta festividad provienen de Aragón y
Valencia lugares que mantenían en aquellos años gran contacto con
Italia. En nuestra ciudad, Sevilla, la festividad religiosa del
Corpus Christi tenía gran importancia en la sociedad de la época,
por ejemplo, sabemos que en el siglo XVI el Consejo Municipal con
motivo de esta celebración se encargaba de la limpieza de las
calles, arreglaban baches, se esparcía juncia y romero y poco a poco
las calles se iban toldando. Estos toldos en el Siglo XVI cumplían
con la función de Palio para el Santísimo Sacramento, por lo que se
extendían a lo largo del recorrido de la procesión publica.
En la Festividad del
Corpus, el pueblo llano no era un mero espectador, al contrario, se
producía una gran expectación, con la participación del pueblo que
organizaba por ejemplo danzas que alegraban la procesión, decoraban
las fachadas de las casas, etc. algo que en parte sigue sucediendo en
la actualidad, cerca de setecientos años después con el exorno de
altares, balcones y escaparates que se realizan con motivo de esta
celebración.
En la procesión del
Santísimo, ya desde el Siglo XV aparecen "Carros" con
representaciones de misterios religiosos que no tenían por qué
aludir solamente al Sacramento. Eran carros alegóricos, al principio
los representaban personas y con el tiempo se sustituirían por
esculturas sobre la historia sagrada, la historia de la ciudad, etc.
Ya en el siglo XVI se
empezarán a usar con una intención doctrinal y serán costeados por
el Ayuntamiento de la Ciudad. La temática de estos carros pasará a
ser exclusivamente sacramental y comenzarán a surgir en la
literatura los conocidos como autos sacramentales, una especie de
comedia con una alegoría sobre el Santísimo Sacramento.
Afortunadamente, nuestra
Ciudad es una de las que a conservado la Festividad y procesión del
Corpus Christi con mayor fuerza, y aún podemos ver en nuestro Corpus
actual un reflejo, aunque bastante decaído, de lo que fue en la
época la gran celebración en honor a Jesús Sacramentado.
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